En la era del culto a la imagen no es difícil caer en la obsesión por una apariencia impecable y la insatisfacción perpetua al no alcanzarla. No es una tendencia nueva, pero cuando el canon de belleza venía dictado por modelos y estrellas de la gran pantalla, las personas que caían en este problema estaban limitadas por la realidad de saberse individuos distintos a los que veían en el cine o las revistas de moda. De hecho, quienes entonces recurrían con mayor frecuencia al bisturí era esas celebridades, acostumbradas a ofrecer una imagen impoluta e irreal.
Pero hoy en día basta un filtro de Snapchat para eliminar las arrugas y poros de la piel, agrandar la mirada, empequeñecer la nariz y… voilà! En un solo clic cualquier persona puede tener una versión mejorada de sí misma.
Los cirujanos plásticos ya han alzado la voz de alarma al respecto: sólo en 2017 cerca del 55% de los especialistas norteamericanos se vieron confrontados a solicitudes de pacientes que querían parecerse a sus avatares sociales.

Para ciertas personas, el ver de manera constante una imagen distorsionada de sí mismas, mejorada de manera surrealista y exagerada, unido a otros fenómenos asociados a las redes sociales, como son los ridículos “challenges” que empujan a la gente a querer tener un torso más estrecho que un folio A4 o conseguir abarcar su cintura con ambas manos, pueden empujarlas a caer en trastornos psicológicos graves como la dismorfofobia. Esta patología, clasificada dentro del espectro obsesivo-compulsivo, lleva a quien la padece a obsesionarse con uno o varios aspectos de su físico, considerándolos graves defectos cuando para el resto de las personas pasan desapercibidos o son inexistentes.
Así pues, quizás no sea descabellado pensar que en un futuro no muy lejano las autoridades sanitarias se verán obligadas a realizar advertencias sobre el consumo moderado y los peligros para la salud que comportan las redes sociales…
¿Qué opináis? ¿Veis factible una página de descarga de las APPs con un aviso en la línea de los que llevan el tabaco o el alcohol?